La incertidumbre. 

“Esos niños son raros” 

“Esos niños no sienten”

“Esos niños viven en su mundo”

Estas son las frases más comunes cuando le preguntas a casi cualquier persona sobre el autismo.

Y lo entiendo, ya que son frases que vienen de la ignorancia.

No digo esto con dureza, sino como una realidad. Y es que todos podemos ser ignorantes en muchos temas. Yo, por ejemplo, no sé nada de caballos, mientras que mi esposo es experto en eso.

Soy ignorante respecto a los caballos.

Lo malo de la ignorancia es cuando hablamos y opinamos públicamente sobre ese tema que desconocemos y queremos imponer nuestra ignorancia ante los demás.

Hasta insultamos a los que no están de acuerdo sobre un tema que ni sabemos, un tema del que no hemos investigado o no hemos vivido de cerca.

Y es aquí cuando aprovecho para dar una declaración respecto a los niños con autismo: Son solo niños.

Sí, tienen una condición pero su esencia de niños es la misma. Igual pasa con los autistas adolescentes, que igualmente tienen una condición pero en esencia son adolescentes.

Voy a aterrizar la idea con un ejemplo.

Frecuentemente convivo con una medio sobrina y con su peque de 6 años. (Un niño neurotípico o sea no presenta ninguna condición).

Hace como una semana ellos ya se iban y el niño empezó a llorar desconsoladamente por eso. Lloraba con tanto sentimiento que dos sobrinas más se acercaron a abrazarlo y a tratar de explicarle.

Él aumentó el llanto.

Su mamá se despidió de todos con tranquilidad, recogió sus cosas y pasó junto a su hijo y le dijo: ya vámonos.

El niño siguió llorando mientras la seguía hasta la salida.

Mi otra sobrina me dijo: tía, yo quería decirle a Kiara que dejara al niño y que después lo llevábamos a su casa, pero luego pensé que no debía meterme.

Le dije: hiciste bien. La autoridad la tiene la mamá.

Como cinco días después nos volvimos a ver todos. En cuanto me saludó el niño me dijo: Tía, hoy solo vinimos un rato porque tengo que hacer tarea para mañana.

Luego llegó más gente y escuché que el niño les decía lo mismo.

Tres horas después, Kiara (la mamá) empezó a despedirse de todos. El niño recogió rápido sus juguetes, se despidió también y fue el primero en subirse al coche. Sin llanto.

¿Te diste cuenta? Es igual que con un niño con autismo, porque al final, los niños son niños. Las estrategias se pueden usar en niños neurotípicos o con alguna condición y en ambos casos pueden funcionar.

Y esto tiene mucho que ver con la primera lección que doy en Autismo Paso a Paso, ya que ahí explico las estrategias de este ejemplo y además te digo exactamente cual es el error que la mayoría de los padres comente en cuanto a conducta y cómo puedes evitarlo.

Al tener un hijo o alumno autista, lo que debemos hacer es “empaparnos” de eso, aprender sobre ese “universo”, ya que se usan términos o palabras frecuentes. Hay situaciones comunes que debemos conocer para saber cómo reaccionar.

Si nosotros aprendemos y entendemos el autismo, podemos ayudar muchísimo a nuestro peque, porque sabremos de dónde viene tal situación y sabremos cómo resolverla.

Involucrarnos en el autismo hace que “interioricemos” la información y sea más fácil enfrentarnos a los días buenos y malos.

Es como cuando aprendes a manejar un coche. Al principio hasta sudas pensando: ¿Qué paso sigue? ¿Hacia dónde tengo que mover la palanca?

Pero una vez que dominas el auto, ya ni piensas en los movimientos, ya hasta puedes conversar mientras manejas porque has interiorizado la información.

Eso es lo que pasará mientras más te involucres con la educación y formación de tu hijo.

Si quieres que te ayude con esto, te invito a echarle un vistazo a Autismo Paso a Paso. Mira los detalles aquí.

Con cariño, Yoli.